lunes, 15 de diciembre de 2008

De mi nuev@ peque..

Guiado por la nostalgia del BDSM y de una gran amistad, así como por una maravillosa persona que recién conocí, anduve por las antiguas calles del centro, donde las ciudades prehispánica, virreinal y contemporánea conviven, con toda su gloria y decadencia se asoman en cada palmo de terreno.

En medio de aquella vorágine fui gratamente recibido en un remanso de paz (lo admito, suena extraño para ser una dominatrix). Para quienes no la conocen, no quiero estopearles lo que sería su primera impresión, para aquellos que sí la conoce, bien saben a qué me refiero, simplemente quita el habla (en muchos sentidos); tras los saludos de rigor, me condujo a su estudio, más amplio e iluminado de lo que pensaba, pero muy acogedor, claro, tan acogedor como una cruz, cadenas,grilletes, esposas, cuerdas y un sinfín de juguetes de diversos tamaños y formas pueden serlo (es decir, muchísimo). Me pidió sentarme en un silloncito para hablar sobre las reglas del juego y un poco sobre música, antes de poner manos a la obra: desnudo, me ató las manos y encadenó al cuello, para llevarme al baño y dejarme en el suelo de la regadera, tras lo cual, y ordenarme me pusiera en posición genupectoral (comúnmente, "de perrito"), me puso la primera carga de un enema.

Quienes saben del asunto tienen entendido que el inicio puede ser delicioso, pero retener el líqudo puede doler mucho, y aunque no ocurrió nada fuera de lo común en la primera carga...la segunda sí tuvo complicaciones, al no poder retener el líquido...¡y vaya que lo pagué! No sólo fui forzado a retener más líquido en la segunda y tercera cargas...sino que conocí al "cobrador", claro, eso vino después de unas muy agradables nalgadas con las que mi Lady decidió complacerme.

Después, limpio, seco, me recibió mi Lady con un espectacular cambio de vestuario, y luego maniatado a un separador (al igual que mis tobillos), empecé a ser lubricado pausadamente, para después, y junto a un calefactor y al sondo del blues, disfrutar del trampling y disfrutar lamiendo la suela de sus botas, como cabría esperar de un sumiso, mismo que goza simolemente con tener cerca a su dominatrix...muy cerca.

Después, tras otra falta, y otro encuentro con el cobrador, mi Lady se colocó un strap-on de muy envidiables dimensiones, el efecto fue tan amenazador como placentero, ¡y sólo de verlo! Jugar con él sería la siguiente fase: perimero con los labios, la boca y la garganta, a medida que crecía la excitación, se adivinaba el siguiente paso: pegging; admito la mezcla de dolor y placer, particularmente acompañado por la visión de los pies de mi Lady al moverse y tratarme como lo que soy... su peque.

Un día más tarde, y tras dormir como nunca, estoy adolorido y excitado tan sólo por recordar lo ocurrido.

¡Espero en el futuro muchos días así!
tu peque

domingo, 30 de noviembre de 2008

Hola my Lady.

Quiero darle nuevamente las gracias por este dia ha sido creame el mas maravilloso de mi vida, es usted una hermosa dama estuve disfrutando cada momento de la sesion de hoy, pero en especial besar su mano limpiar sus botas asi como contemplar su belleza fue de lo mas fasinante, sin embargo los castigos siempre fueron necesarios y prometo no volver a tener fallas. Hoy sali de ahi pensando desde el primer momento que la contacte hasta el ultimo instante... y quiero entonces decirle gracias por existir, porque es estremecedora experiencia conocer a una diosa llamada Lady Onca, deseo seguie seguir sirviendole y saber que mas puedo hacer por usted espero estar nuevamente con usted adorandola. Gracias. Carlos.

lunes, 9 de junio de 2008

aspirante a perro

Al fin había llegado el día, mi más secreta y profunda fantasía estaba por hacerse realidad, ya no más ver otros por Internet, leer libros, ver películas; seria primera vez que el sumiso seria yo. Por mi mente pasaba esa idea mientras llegaba a la puerta del estudio de Mi Lady.
 
Después de un rato de estar tocando el timbre mis nervios me empezaron a traicionar, cruzaban ideas como "quizás sea una broma" o "aquí no es el estudio", de repente mi mente se paralizo al escuchar la puerta abrirse y contemplar la belleza de Mi Lady.
 
Al entrar me sorprendió la platica que sostuvimos, es cierto que plantemos las reglas de la sesión, pero lo sorprendente fue que Mi Lady me hiciese preguntas personales para averiguar mas acerca de mi, lo cual hizo que me tranquilizara y ese pequeño rato se me hizo muy agradable.
 
Después de eso entramos al cuarto principal, ahí me despoje de mi ropas y mi Lady me dio mi primera orden, me coloque de rodillas con los ojos cerrados, las manos en la espalda y la cabeza agachada con el objetivo de empezar a meditar acerca de mi condición y entregarme en cuerpo y  mente para servirle fervientemente a Mi Lady como ella se lo merece. 
 
La sesión comenzó, me recosté boca arriba y My Lady  se sentó encima de mí. Empecé a obedecerla levantando mis pernas y brazos a su capricho por momentos pensé que eso era una tarea fácil, pero me equivoque cuando pidió cierta combinación de piernas-brazos que en verdad me hizo sufrir. Mi ama me susurro al oído:
 
-¿Entonces quieres ser mi perro y usar collar?- me dijo con ternura.
- Si My Lady- conteste sin dudar.
-¿Y crees que te lo mereces?- respondió ella
- Eso aun no lo se- respondí con timidez
 
Después se me ordeno ponerme en cuatro patas donde mi ama volvió a colocarse encima de mí y me dio distintos golpes en mis glúteos, espalda, pecho, muslos y genitales, pero lo que mas me encanto había sido una fuerte mordida que me dio en una oreja.. Tan absorto estaba en el placer que My Lady me infringía que no note que había roto una regla y había ensuciado una de sus posesiones. Era apenas el comienzo de mi castigo.
 
Mi Lady continúo mi entrenamiento como su perro, probo mi obediencia al ordenarme seguir su mano por toda la habitación con si látigo en mi boca (fue increíblemente placentero), al terminar me dio como recompensa más golpes y latigazos en mis nalgas, cuando Mi Lady me pregunto:
 
-¿Te gusto?
-Si- Respondí sin dudar.
-Entonces ¿como se dice?- dijo con vos más firmé,
-Gracias My Lady- respondí de inmediato para reparar mi falla.
 
A continuación My Lady me ordeno levantar cada una de mis patas delanteras (brazos) para colocarme razaletes y me dijo suavemente en el oído:
 
-Parece que lo que me dijiste por correo era cierto, vamos a ver si te ganas ese collar.
 
Me ordeno colocarme en una cruz donde me encadeno mis brazaletes a las cadenas de la cruz. Después me puso un antifaz y no observe nada más; sólo me concentre en lo que sentía. Mi Lady empezó apretando y dando golpes a mis pezones y pecho. Luego paso a mis genitales donde me dio varias patadas con sus botas y rodillas. Fue tan placentero que por cada patada le di las gracias.
 
Posteriormente Mi Lady se coloco guante y empezó a acariciarme el cuello la cara y después me dio bofetadas. Bese sus manos en agradecimiento y ella introdujo sus dedos en su boca mientras su otra mano me seguía torturando los pezones.
 
Al terminar Mi Lady me libero de esos brazaletes y de nueva cuenta me ordeno ponerme en cuatro patas. Sin saber que esperar ella empezó a acariciarme el ano para lentamente empezar a introducir algo (que no estoy seguro que fue pero diría que sus dedos), todo ese tiempo fue extremadamente placentero, sin embargo como no quería romper otra regla tuve que detener a mi ama ya que me acercaba al punto sin retorno.
 
Faltaba la última parte, el "Trample". Mi Lady empezó a pisotearme patearme, y a subirse encima de mi, además de que me ordeno masturbarme mientras ella lo hacia, de repente uso sus muslos alrededor de mi rostro y me ordeno le escribiera una historia acerca de ese encuentro (que es la razón por la que escribo estas líneas, satisfacer a Mi Lady. Cuando terminamos bese sus botas en agradecimiento y le pedí me diese el honor de lamer y besar sus botas, a lo cual ella acepto. Finalmente limpie sus botas como forma de agradecimiento por todo el placer que había tenido en ese día.
 
Al salir despedirme de Mi Lady y salir de su estudio, me fui pensando que si una Lady tan cariñosa pero a la vez imponente y experta como ella recordaría a un esclavo-perro tan torpe como yo,-creo que deberé tener mas entrenamiento-pensé, mientras mi pecho, ano, rodillas y pezones me hacían mil promesas de dolor futuro.